A point. Serie Carne y tiempo, 2018 © Pilar Albarracín
Viva España, 2004 © Pilar Albarracín
Hay que tener la naturalidad mental de Pilar Albarracín (Aracena, 1968) para respetar las ocurrencias que permiten vincular ambos mundos. Aparte se requiere una ejecución convincente. Lujosa a veces, como queda patente en las imponentes fotografías de 2018, El Trapío o la Serie Anatomía Flamenca: Fandango por venas y arterias, Vísceras por tanguillo, Seguiriya para un esqueleto. Ajustada al espacio otras, como la retroproyección Tortilla a la española (1999) que, si se mira desde el otro lado, incluye una cocina que se refleja curiosamente en la proyectada. La variedad técnica ayuda a convencer y por eso piezas, más pequeñas y tecnológicas, como Recuerdos de España (2009) o La Reencarnación (2006) donde el volumen de las vocecillas del choricillo (galerista) y la yema de huevo frito (la artista) obliga a los espectadores a meter casi la nariz en la sartén donde se encuentran para poder oírles, compiten con la monumentalidad y el peso de la tradición que modelan montajes como Asneria (2010) o El capricho (2011), por ejemplo.
No comment, 2018 © Pilar Albarracín
Pero lo que realmente liga discurso y ejecución es la vehemencia performativa de la artista andaluza. Performativa, no en el sentido de que muchas obras de Albarracín son efectivamente performances, sino en el que propone la youtuber Ter. “La performance permite canalizar un único sentimiento de la manera más intensa posible para hacer un point”. Es decir, demostrar algo, enfatizar una idea con actitud (o licencia) poética, vehementemente, sin matizaciones ni disculpas. Albarracín somete la de por sí excesiva iconografía flamenca a una exageración propia del formato humorístico para introducirla en el ámbito de la culta performance femenina-conceptual (a lo Sophie Calle, Valie Export, Yoko Ono, Marina Abramovic o Esther Ferrer). Desde este contradictorio formato, lo que descubrimos es la brutal diferencia estética y de connotaciones que separa ambos territorios. El point, la idea fuerte de Albarracín es que españolas o belgas, milenials o cincuenteros, en todos, conviven simultánea y contradictoriamente emociones cercanas al mundo flamenco (la tauromaquia o la navaja incluidas) que se reprimen y que conviven, porque el ser humano es complejo, con feminismo, animalismo o pacifismo.
El Trapío, 2018
Con su autorretrato El Trapío, (o ese otro de 2009 donde aparece vestida de torero con estoque y olla exprés), por ejemplo, Albarracín se enfrenta estética o formalmente al entorno políticamente correcto o al milenial siempre irónico. Con esta imagen exalta, de forma vehemente o performativa, la estética flamenca y taurina y un montón de ideas asociadas a ellas. No se puede añadir a la imagen un: “perdón, sé que la fotografía puede remitir a un espectáculo bárbaro para muchos, como es la corrida. No era mi intención herir sensibilidades, etc.” Se trata de una obra de arte, no de hacer un sentencioso discurso de partido animalista. Es la convincente vis cómica de la artista la que saca a la luz su rechazo al sufrimiento animal, al machismo y a toda la violencia implícita en la iconografía flamenca. Toro y gitana-artista no son un paripé, ni una ironía. Exhiben el desapego a la idea característico y siempre presente en las mejores performers u otros artistas del exceso como dadás o vanguardistas revolucionarios rusos. Por eso el peculiar estar a favor de un mundo menos flamenco de Albarracín no resulta ni dogmático, ni autocomplaciente. Es arte político. Y no estamos acostumbrados.
Mandala, 2012 © Pilar Albarracín
portal: Aviso Legal | Información | Enviar a un amigo | Enlazar con Arte10 | Publicidad en Arte10.com | Contacto | Widgets y RSS | Mapa de Museos de España |
Hecho con ![]() |
|
Arte10.com es una marca registrada con referencia: M2303078 | |
ISSN 1988-7744. Título clave: Monográficos de Arte 10. Tít. abreviado: Monogr. Arte 10. |
|
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() |
| © 1999-2019 ARTE10.COM |